Tras regresar de un viaje junto a su esposa, Groucho Marx tuvo que rellenar el típico formulario de inspección aduanera. Haciendo gala de su irónico y peculiar humor contestó algunas de las preguntas con respuestas de lo más absurdas, entre las que indicó que su profesión era la de contrabandista.
Eso hizo sospechar a los agentes, por lo que decidieron cachearle y registrar su equipaje. Tal y como acabaron su trabajo de inspección, Groucho se giró hacia su mujer y le preguntó:
«¿Qué has hecho con el opio? ¿Todavía lo llevas encima?»
Sólo él era capaz de indicar a unos aduaneros que su profesión era la de traficante o contrabandista.